De nuestros tres dias en esta isla destacamos: la ciudad de Korkula, la danza Moreska y la calidad de las aguas en toda la isla.

El Ferry nos cruzó desde Orebic, en la peninsula de Peljesac, hasta el puerto de Korkula. Nuestro alojamiento estaba en Prizba (Blato) a 40 minutos de Korkula, por lo que decidimos visitar la ciudad y, aprovechando que llegamos jueves, quedarnos a ver la danza Moreska.

En verano los lunes y los jueves se representa la danza Moreska a las 21:00h, en la torre del Revelin. Es una danza antigua mediterránea cuyo origen se cree que es español porque representa una batalla medieval entre moros y cristianos. Las entradas las compramos en la oficina de información y Turismo (junto a la torre de Revelin). La verdad nos pareció una tradición muy mediterránea, eso de los moros y cristianos lo conocemos bien, pero nos pareció muy espectacular la fuerza y velocidad con la que luchan con las espadas de hierro (incluso saltaban chispas), también la música  en vivo. Si estáis en Korkula lunes o jueves os lo aconsejamos.

Recién llegados a Korkula, y después de comprar las entradas para la danza Moreska, buscamos un sitio para comer, concretamente en Adio Mare, os dejamos enlace para que podáis ver el lugar,  dentro de la zona amurallada,  si os gusta debéis reservar porque la terraza por la noche se llena.

Y por la tarde hicimos una de esas cosas tipicas que haces cuando vas en familia y aprovechas para dar una semi-clase de historia en vivo, en este caso fue visitar la casa de Marco Polo y aprovechar para hablar de este gran viajero que en el S. XIII, cuando en Europa no se conociá más allá de oriente medio, llegó a China y redibujó el mapa del mundo conocido en aquella época. La casa en sí no tiene nada de especial, más bien está en ruinas, pero se puede subir a la torre desde la que hay buenas vistas y, también, visitar la tienda.

Después de la danza Moreska pusimos rumbo a Prizba, es una zona de playa que pertenece al municipio de Blato, el alojamiento que teniamos reservado era Villa Pudaric, un apartamento muy coqueto, del que os dejamos enlace, con unas vistas impresionantes como podéis ver en la imagen inferior.

Estabamos en la mitad de nuestro viaje y tomamos la decisión de quedarnos todo el día disfrutando de estas impresionantes vistas y bajando a nuestra zona de playa, como la costa es tan rocosa han hecho una especie de embarcaderos de hormigon y cada grupo de casas comparte un trozo, el que nos correspondia lo veis en la foto de abajo.

Korkula es una opción magnifica si os gusta el mediterráneo como era, poco masificado, con cantidad de calas rocosas para descubrir, y sin aglomeraciones en agosto. En la foto se ve un grupo de islas frente a la casa y decidimos que la próxima mañana alquilariamos un bote para recorrerlas. Y así lo hicimos, la misma señora de la casa en la que estabamos, vivía un piso más arriba del nuestro, nos dijo que a unos 200 metros había un sitio de alquiler, junto a un camping que está en un campo de olivos.

Ya veis que no estaba nada lleno, y fue todo sencillísimo de nuevo, no nos pidieron licencia, ni nos pusieron ninguna restricción… la verdad es que en Croacia todo nos resultó fácil, fácil. El día en barca volvió a ser genial incluso recorrimos aquellas islitas desiertas que veiamos desde la terraza de nuestra casa 🙂

Nuestra última tarde-noche decimos visitar Vela Luka, es otro de los pueblos famosos de la isla de Korkula, en la parte más occidental de la isla. No os podemos contar demasiado porque llegamos ya de noche y, solamente, recorrimos la zona del puerto que se veía tal como en la foto que os mostramos.

Estaba muy animado y lleno de terracitas, bares, konobas (tascas o tabernas croatas).  Nosotros elegimos una de ellas y cenamos un buen pescado, pero tendremos que volver porque hemos leido que de día es preciosa  y tiene un montón de calitas para descubrir 😉

Y, se acabaron estos dias de relax y playa en la isla de Korkula, el último día nos dirigimos de nuevo a Korkula (ciudad) para coger un ferry que nos habría de llevar de nuevo a Orebic. El resto de camino lo hicimos en coche, recorriendo la peninsula de Peljesak, y paramos en Ston a comer, ya que nos venia de paso de camino a Dubrovnik.

Esta muralla que veis en la foto tiene 5 Km de largo, es una de las más importantes del mundo y protegía la sal de Ston, ya que este pueblo tiene salinas y antaño la sal era un bien muy codiciado, de hecho antes de pagar con monedas se pagaba con sal, de ahí la palabra “Salario”.

Está super bien conservada, pero nuestro interés no era tan solo la muralla, llegabamos a Ston al mediodía y sabiamos que además de sus salinas en Ston se dedican a la recogida de mejillones, los cuales son famosisímos y sabrosísimos. Así que paramos en uno de los multiples restaurantes a comer, todos tienen los precios en la puerta, así que si paráis no tendréis ningún problema en elegir buena mesa.

Y, después de comer, nos dirigimos hacia lo que sería la útlima parada de nuestro viaje: Dubrovnik, os dejamos enlace por si os apetece conocer un poco esta pequeña joya.