Hay que visitar Cagliari porque merece la pena. Cagliari es simpática, sureña, gamberra y animada, y además muy segura.
Como llegamos casi de noche lo primero que hicimos fue acomodarnos y salir a cenar y es ahí donde Cagliari conquista, la vía Sardegna tiene un restaurante cada paso, la mayoría con terraza al más puro estilo mediterráneo ¡mamma mia! ¡Qué jaleo!
Y cuando hablamos de la Vía Sardegna estamos refiriéndonos también a las calles perpendiculares hasta el puerto. Hay tanta oferta que se puede encontrar de todo y para todos los bolsillos. Frente al puerto se encuentra Vía Roma, porticada y encantadora, el lugar perfecto para el último “gelato” antes de volver a dormir.
Por cierto, nuestro alojamiento en Cagliari resultó ser un sitio estupendo a 10 minutos andando desde la Via Sardegna un bed&breakfast llamado Nonnu Schirru, como somos cinco nos alojaron en la buhardilla, súper-amplia con dos habitaciones, dos baños y un hall en el que teníamos incluso una nevera, el único problema es la buhardilla era muy calurosa pero, pese a ser agosto y estar en el sur, ningún día pasamos de 30º, con lo que el calor se hizo muy soportable. La chica del Bed&Breakfast, Erika, nos ofreció muy buenos consejos sobre los restaurantes y los lugares cercanos y nos facilitó un plano de la ciudad con sus propias anotaciones hechas a mano.
Los flamencos de las salinas y la Playa del Poetto
Cagliari es muy completa, además de la vida en el centro de la ciudad, tiene una playa urbana vivísima y kilométrica, la playa del Poetto y un Parque Nacional a 4 Km del centro, el P. N. de las Salinas de de Molentargius.
La Playa del Poetto tiene un aspecto “vintage”, tipo años cincuenta, con sus balnearios y su club náutico en primera línea de playa y la línea de chalets en el otro lado, en el centro, una autopista para deportistas formada por tres carriles; para los caminantes, y para bicicletas en doble dirección, todo ello conforman un lugar increíble, una playa urbana larguísima y sin un desarrollo urbanístico desbordado, que termina a los pies de la “Sella del Diavolo” una montaña que recuerda a una silla de montar y separa la Playa del Poetto de Calamosca, la otra playa de Cagliari.
En la Playa del Poetto además de todo lo comentado hay infinidad de chiringuitos en primera línea de playa, la mayoría sobre la arena y en uno de ellos, concretamente en “Fico D’India” fue donde comimos por primera vez “Spaguetti con vongole e bottarga” y, por cierto, los mejores.

La botarga son huevas de mújol, en valencia al mújol le llamamos “llisa” y es el pescado que suelen sacar los pescadores desde la misma orilla de la playa. En Cerdeña la bottarga es un manjar, puro sabor mediterráneo, que acompaña fenomenalmente una pasta marinera. Asi que si venís, no lo dudéis, es algo que hay que probar porque es un plato buenísimo y tipiquísimo del sur de Cerdeña.
Las salinas de Molentargius toda una sorpresa a 4 Km del centro de Cagliari. Solo se puede recorrer con los guías del centro en un todoterreno habilitado para 15 personas y hasta las 17:00h no tenían plaza, así que nos dieron una muy buena idea que fue la posibilidad de alquilar, allí mismo, bicicletas e ir hasta la playa del Poetto atravesando el parque… y la verdad, estuvo genial. Muy aconsejable si viajáis, como nosotros en familia. Lo pasamos divertidísimo y recorrimos gran parte de la playa parándonos a darnos un chapuzón cuando teníamos calor.
A las 17:00 desde el centro de educación recorrimos el parque con un guía italiano que nos contó con todo lujo de detalle los pormenores del parque, de los cuales no nos enteramos detalladamente ya que obviamente hablaba en italiano.

Pero bueno, no importa, el parque es un disfrute, poder ver al atardecer los flamencos alzando el vuelo o los colores que toman las salinas con los reflejos del sol por la tarde valió mucho la pena.
Si os preguntáis, como yo, de donde viene el nombre las salinas de Molentargius, el parque recibe su nombre de la palabra Molenti (burro en sardo) que era el medio de transporte que utilizaban para extraer la sal y venderla después para el consumo humano.
El Bastione de Saint- Remy, la Piazza Palazzo y las torres
El centro histórico de Cagliari es el barrio del Castello, situado en un peñón que antiguamente se utilizó como fortaleza. Actualmente se puede acceder en ascensor o a través de los peldaños del bastione de Saint Remy.
El bastión de Saint-Remy es un edificio de estilo clásico con una gran escalera, un arco del triunfo y una gran terraza que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad, desde aquí se ve el puerto, la silla del diablo en la playa, las salinas… una perspectiva muy completa.

Los peldaños de esta escalera conducen al barrio del Castello, pero no busquéis un castillo porque no lo hay aunque el nombre nos haga confundirnos. Lo que sí que hay es un centro histórico precioso que tiene su máximo exponente en la Piazza Palazzo.
Piazza Palazzo, en ella se encuentra la catedral de Santa María (Duomo), el Palazzo Viceregio y el Palazzo de Città (antiguo ayuntamiento). Es un lugar que merece la pena visitar por su grandiosidad. La catedral es bellísima tanto por fuera como por dentro, sorprenden las criptas con sus esculturas policromadas.

Las torres del Elefante y de San Pancracio son sendas torres pisanas proyectadas para proteger la zona, su peculiaridad estriba en que son de piedra caliza blanca de la zona pero su interior está abierto y deja ver la estructura de madera. En el caso de la torre del Elefante debe su nombre a una escultura en forma de elefante que se encuentra a 10 metros de altura. Se puede subir, nosotros no lo hicimos, pero se cuenta que hay mejor vista todavía que desde Saint Remy.

De Cagliari nos quedó por ver el mercado de S. Benedetto, Cala Mosca o el Anfiteatro Romano… pero lo dejamos anotado para nuestra próxima visita, porque volveremos.


