Qué dificil me parece destacar tres cosas de Formentera. Pero aún así, allá vamos: las fincas rurales rodeadas de muros de piedra con sus ovejas, Ses Illetes y su azul imposible, y los varaderos de madera (escars).
Formentera nos pareció el lugar ideal para viajar en familia, desde nuestro alojamiento rural estabamos a 20 minutos de cualquier lugar de la isla. Y es que ser una isla pequeña tiene también sus ventajas. En concreto nos alojamos en Allida, unos apartamentos que están genial, pero OJO cuando veáis la web, tenéis que saber que tienen dos grupos de apartamentos con dos piscinas. A nosotros nos dieron una casita muy mona pero NO en la piscina que se ve en la web. Mi consejo es que si elegís Allida os aseguréis de donde os van a alojar. No pasa nada porque está todo correcto, pero al menos a mí me gusta saber a donde voy a ir.

Nuestro apartamento era el de arriba, los del perro abajo eran una familia italiana. Y la piscina estaba al cruzar el camino, bastante más pequeña que lo que habiamos visto en las fotos. Para llegar a los apartamentos te adentras por caminos de tierra de un solo sentido, es fácil llegar y está cerca de Sant Francesc pero hay que tener vehículo para poder desplazarte.
Este fue nuestro punto de partida. Como todo está relativamente cerca no es necesario organizarse demasiado, simplemente saber qué dias y donde son los mercados (os dejamos enlace a una página del consell insular, para que si lo consultáis esté actualizado. Y, también, conviene conocer cuáles son los mejores puntos para ver atardecer o el amanecer ya que son los grandes espectáculos de esta isla. Os recomendamos para el atardecer: Cala Saona, El mirador de la Mola y Cap Barbaria y para el amanecer: El faro de la Mola.
Y voilá, en Formentera se descansa, se nada, se bucea, se camina, se monta en bicicleta, se come, se cena, se ve amanecer o atardecer y se disfruta de los mercadillos. Una vida tan sencilla y placentera te deja innumerables momentos para disfrutar en familia, o en pareja, o uno solo si así lo desea. Es una vuelta a los origenes desde el paraiso.
Para nuestro primer día seleccionamos mañana de buceo en Cala Saona (dejamos enlace a la página oficial de Turismo de Formentera), es ideal para bucear. Desde Sant Francesc hay que ir en dirección Cap de Barbaria y ¡ojo! porque un desvio a la derecha nos lleva hasta esta cala rodeada de acantilados, el camino es tipo pista forestal y al final hay un parking desde el cual se baja directamente a los varaderos (escars) con sus recodos tan pintorescos.

Como se ve al fondo, hay una playa de arena y un hotel donde se puede comer, tomar un refresco, etc. Normalmente está muy concurrida, así que si llegáis pronto, mejor. Al ser una de las calas de poniente la seleccionamos para volver y ver un atardecer desde este punto.
Como el mercadillo artesanal de la Mola se celebra miércoles y domingos decidimos ir a cenar a El Pilar de la Mola y parar en el mirador de la Mola a ver ese espectacular atardecer del cual todas las guias hablan. Y, sí, nos convenció tanto que reservamos una mesa en la terraza del resturante El Mirador de Formentera, os dejamos enlace porque a nosotros nos dieron la reserva para cuatro dias después y puede ser que no estéis tantos dias en Formentera. Desde luego es una experiencia que vale la pena.
Nosotros continuamos la carretera que sube a El Pilar de la Mola y llegamos al punto más elevado de toda la isla, es el pueblo más rural y tiene mucho encanto. Los miércoles y los domingos, que es cuando celebran el mercadillo, suele estar más lleno pero el resto de dias está tranquilo. En el enlace encontraréis más info.

El Mercadillo resultó muy agradable, realmente es todo artesanía lo cual nos gustó especialmente. Los y las vendedoras súper amables y relajados, un ambiente muy acogedor como se aprecia en la fotografía.
Y para cenar elegimos una pizzería, por lo de que Formentera es muy cara os digo que se puede cenar por un precio módico, como hay tantos italianos una pizza es una buena opción. Elegimos Mola Mía Pizza, sin llevar nada planeado, está al final del mercadillo por lo que preguntamos y nos dijeron que en una hora tendrian mesa, así que paseamos el mercadillo, visitamos la iglesia, vimos la señalización del faro para volver otro día a ver amanecer y en un plis plas estabamos cenando.
Vamos a por nuestro segundo día, y hoy toca ruta. Hemos seleccionado la ruta que bordea el Estany Pudent, nos pareció muy chula la idea de visitar un parque natural que empieza en Formentera y termina en Ibiza. Y es que El Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera abarca, incluyendo el brazo marino que las separa, unas 14.000 hectareas marinas.
No hay que olvidar que la explotación salinera de esta isla se remonta quizá a tiempos fenicios y acabó en 1985, es decir en Formentera la explotación salina es un hecho historico cuyos vestigios se están perdiendo (muretes, casetas…) debido a la explotación turística. En la actualidad se está intentando detener mediante una explotación sostenible.

El recorrido que nosotros hicimos, Ruta La Savina-Sant Francesc-Es Pujols en este enlace está muy bien explicado, es un paseo sencillo que quizá tenga más interés en invierno cuando se pueden ver flamencos, garzas, etc… de hecho cuando llegamos a Els Pujols decidimos volver en coche al incio de la ruta, qye que repetir el mismo recorrido no tenía interés y el calor estaba apretando.

Sin embargo, el desayuno en Els Pujols estuvo muy bien, proque conocimos el ambiente “italiano” de la isla, quizá el más popular pero el que menos vivimos nosotros. Gente joven, mucho italiano, bares de copas, alquiler de motos, etc.
Y para la tarde nos reservamos el Cap de Barbaria, cuyo faro se inmortalizó en la imagen del cartel de la pelicula de Julio Medem “Lucía y el sexo”. Por la carretera desde Sant Francesc Xavier seguimos después del cruce de Cala Saona, la carretera se va estrechando hasta que se corta en el parking. En verano, a la hora del atardecer, el parking se llena muchísimo (mejor si vais pronto). Además llevar una botellita de agua, porque hay unos 10 minutos caminando desde el parking hasta el faro y ninguna sombra.

Mirad la de gente que acude a ver este espectáculo en verano. La verdad que es un paisaje muy bello, es el punto más al sur de la isla y sus acantilados te dan la senación de fin, leímos que tal vez el nombre se debe a que es el punto mas cercano a Africa (tierras barbaras) por ello Barbaria. En la zona hay restos arqueológicos y la cueva Foradada, un agujero en el suelo por el que pasas a una gruta que sale a un balcón sobre el mar. No lo vimos, pero lo dejamos anotado para una próxima visita.
Y para cenar seleccionamos el puerto de La Savina, su calle principal está llena de restaurantes y de gente, hay muchos barcos amarrados en el puerto y desembarca la gente que llega en los ferrys de Ibiza o Denia.

Paseando por el puerto encontramos restaurantes, hoteles, alquileres de vehículos (especialmente motos y Meharis), pero lo más peculiar es su mercadillo que está abierto todas las tardes y lo convierte en una de las alternativas sociales de la isla.
Pasamos ya a nuestro tercer día de atardeceres, calas y mercadillos. Hoy decidimos ir a Ses Illetes pero nos encontramos con los accesos cerrados a las 11:00 de la mañana, hay un número de coches que entran al día y muy temprano se cierra la barrera y en coche ya no entras. La zona de la reserva natural en verano cuesta 4€ para motos y 6€ para coches, pero para entrar hay que madrugar y, si no sois de madrugar, hay otras alternativas: alquilar bici y amarrarla en cualquier sitio, taxi (cuesta 10€) o en autobus público cada media hora desde la Savina. Os dejamos los horarios del bus.
El caso es que un poco antes de la barrera del parque natural hay otro parking en el que si que había sitio para aparcar, resultó ser el parking de un restaurante que ha propiciado una de las imagenes más instagrameadas de los últimos años en Formentera, o no?

Se trata del Restaurante Beso Beach y está en la playa de Cavall d’en Borrás, una playa escondida tras un bosque de sabinas que te ofrecen una sombra ideal en los dias de agosto. Es muy tranquila, muy azul y una de las preferidas para ver la puesta del sol con los islotes de la costa ibicenca al fondo.
Como llegamos por la mañana y el restaurante Beso Beach estaba completo, decidimos a mediodía volver hacia la playa de Mitjorn para comer en algun sitio cerquita de nuestra casa. La verdad es que nos encantó el sitio, y por eso lo recomendamos. Os dejo el enlace a facebook de Sa Platgeta, no está nada actualizado (deben estar ocupados cocinando, jajajaja), pero tenéis un teléfono para reservar, ya que cuando logras llegar si no hay sitio debe ser muy plof. El camino es de arena en el último tramo y aparcas entre pinos.

En Mitjorn hay toda clase de hoteles y restaurantes de distintos presupuestos, no en vano es la zona a la que van los isleños. Muchos de ellos son pequeños establecimiento familiares (eso nos encanta) y, encima la paella estaba de muerte, si a eso le sumas que estabamos bajo pinos y casi a la orilla del mar el panorama era sensacional. ¡NOS ENCANTÓ!. No esperéis lujos, a nosotros nos gusta un poco salvaje.

Parece que estabamos en el rodaje de un anuncio de Amstel. Y fijaos en la foto de abajo la paella, tapada con platos para que no se enfriase. Obviamente la pedimos marinera, y estaba fenomenal. Y esto no lo decimos de cualquier paella (a tener en cuenta que somos valencianos y hacemos paella con leña todos los domingos). Estaba buena y el arroz en su punto.

Después de disfrutar de la buena comida, la buena compañía y las vistas… la ocasión pedia una siesta. Y eso hicimos, la siesta y una buena ducha para ir a cenar a otro de los pueblos con sabor formentereño: San Ferran des Roques.
En los años setenta era el lugar donde se reunian los hippies, especialmente en la Fonda Pepe, en la foto de abajo veréis el Hostal Pepe que sigue siendo un sitio muy peculiar donde alojarse.

Y justo enfrente del hostal se encuentra la Fonda Pepe, toda la calle se llena al atardecer de mesitas para cenar al aire libre, la cena está muy bien (pescaito fresco, tapas). Y si a esto le sumas los mercadillos y la música en directo, Sant Ferran se coloca en uno de los “must have” de Formentera.

Y el cuarto día conseguimos llegar a Illetes, y sí es un paraiso. El agua es poco profunda y la arena muy blanca lo que convierte a estos 450 metros de playa virgen en una playa ideal de un color turquesa clarito tan representativo de Formetera. Sin duda, Illetes es una de las mejores playas del Mediterráneo.
Nosotros plantamos la sombrilla delante del Restaurante El Pirata y vimos como llegaban las lanchas desde los yates trayendo gente para comer o como las lanchas llevaban la comida a los yates.

Un día estupendo en Illetes, no es necesario viajar al Caribe para estar en el paraiso. Lo tenemos en España, en las Baleares, y aunque el acceso con coche ha de ser muy temprano se puede llegar a otra hora si se viene en bici, en bus o en taxi pero hay que ver esta playa enclavada en el Parque Natural de les Salines d’Eivissa i Formentera.
Hoy comemos y cenamos en casa, y aprovechamos la tarde en la piscina de Apartamentos Allida. Para comprar nos acercamos al Consum de Sant Frances Xavier, es bastante grande y hay de todo lo que podáis necesitar.
Aún así el atardecer no nos lo pensamos perder, hoy hemos seleccionado Cala Saona y el resultado ha sido así de bello: sol, luna, Ibiza y el mar de fondo. ¡¡Uauhh!!

Nuestro quinto día incluye buceo en Es Caló des Mort y cenar viendo la puesta de sol en el restaurante el Mirador, dejo el enlace porque si vais en verano hay que reservar dias antes para tener una mesita en la terraza y disfrutar de un atardecer como el que os mostramos abajo.
Para bucear seleccionamos Es Caló des Mort porque lo habiamos visto en fotos y nos parecia una cala idílica, y es cierto, es pequeña y su acceso es por unos escaloncitos excavados en la roca pero una vez consigues llegar encuentras una playa totalmente salvaje con la única intervención humana de los “Escars” (los embarcaderos tradicionales de madera). Ni socorristas, ni chiringuitos, ni parking.
Así que ojo, se accede por la playa de Migjorn a la altura de la la urbanización Maryland, y está bien señalizada, pero lo del aparcamiento es otro cantar, si llegáis temprano adelante pero si vais tarde dificil encontar hueco entre los pinares para dejar el coche. Eso sí lo que os encontraréis es esta otra típica estampa formentereña.

Repasando entre nuestras notas he visto que el primer atardecer de la isla lo vimos desde el entrador del Restaurante El Mirador cuando ibamos hacia Pilar de la Mola, y reservamos para cenar cuatro noches después. ¡Tenedlo en cuenta si es julio o agosto!

Y nuestro sexto día comienza viendo un amanecer, como es el último le vamos a sacar partido. En todas las lecturas se habla de los atardeceres en Formentera, es lógico, porque ya veis que son espectaculares pero se habla menos de los amaneceres… y, realmente, son igual de mágicos. Te llenan de energía y más, si como nosotros, te subes a uno de los puntos más altos de Formentera, el Faro de la Mola, un sitio precioso para quien ama los paisajes naturales y para quien nos gusta la fotografía. Nada más, solo disfrutar, y menos lleno que los atardeceres (aún en pleno agosto).

Una de las curiosidades de esta pequeña isla Pitiusa es que puedes, a diario, ver amanecer y atardecer. Si lo tomas como ejercicio de agradecimiento tienes dos oportunidades cada jornada para dar la bienvenida y la despedida al día 😉
Bueno, y nosotros tras un buen desayuno vamos a preparar la maleta con cierta pena en el corazón. Para esta tarde nos reservamos un par de horas, antes de embarcar en el Puerto de la Savina, así compraremos algun recuerdo en el mercadillo tan chulo que a diario de junio al 15 de septiembre se puede encontrar en el puerto (desde las 11:00 de la mañana a las 00:00h).
¡Adiós pequeña Pitiusa! Qué sencilla eres…



